Biblioteca del Cáncer

Cáncer de páncreas

Panorama general

El cáncer de páncreas es una enfermedad en la que las células normales del páncreas dejan de funcionar correctamente y se multiplican sin control. Estas células cancerosas pueden acumularse y formar una masa llamada tumor. A medida que crece, el tumor pancreático puede afectar la función del páncreas, aumentar de tamaño y comprometer los órganos y vasos sanguíneos cercanos, y, finalmente, diseminarse hacia otras partes del cuerpo mediante un proceso denominado metástasis.

Acerca del páncreas

El páncreas es una glándula con forma de pera ubicada en el abdomen, entre el estómago y la columna vertebral. Mide unas seis pulgadas de longitud y está formado por dos componentes fundamentales:

  • El componente exocrino está formado por conductos y pequeñas bolsas, denominadas ácinos, en los extremos de los conductos. Produce proteínas especializadas, denominadas enzimas, que llegan al intestino delgado y que ayudan al organismo a digerir y descomponer los alimentos, en particular las grasas.
  • El componente endocrino del páncreas está formado por células especializadas agrupadas en diferentes lugares dentro de esta parte del páncreas, que se conocen como islotes de Langerhans. Estas células producen hormonas específicas, de las cuales la más importante es la insulina. La insulina es la sustancia que ayuda a controlar la cantidad de azúcar en la sangre.

Tipos de cáncer de páncreas

Existen varios tipos de cáncer de páncreas, dependiendo de si el cáncer comenzó en el componente exocrino o el endocrino. Además, algunos tipos de cáncer de páncreas son linfomas o no pueden clasificarse como un tipo específico.

Tumores exocrinos: Estos son el tipo de cáncer de páncreas más frecuente, y el adenocarcinoma es el tipo de tumor exocrino más frecuente. Por lo general, estos tumores comienzan a desarrollarse en los conductos del páncreas y se denominan adenocarcinomas ductales. Mucho menos común, si el tumor comienza a desarrollarse en los ácinos, se denomina adenocarcinoma acinar.

Un diagnóstico cada vez más frecuente es la neoplasia mucinosa papilar intraductal (intraductal papillary mucinous neoplasm, IPMN). Una IPMN es un tumor que crece dentro de los conductos del páncreas y produce un líquido espeso denominado mucina. La IPMN no es cancerosa cuando comienza a desarrollarse, pero podría volverse cancerosa si no se trata. A veces, la IPMN ya ha empeorado y se ha convertido en cáncer al momento de su diagnóstico.

Algunos tipos muy poco frecuentes de tumores pancreáticos exocrinos son: carcinoma de célula acinar, carcinoma adenoescamoso, carcinoma coloide, tumor de células gigantes, carcinoma hepatoide, neoplasias císticas mucinosas, pancreatoblastoma, cistadenoma seroso, carcinoma de células en anillo de sello, tumores sólidos y pseudopapilares, carcinoma de células escamosas y carcinoma no diferenciado.

Tumores endocrinos: También se los llama tumores de células de islotes o tumores neuroendocrinos pancreáticos (pancreatic neuroendocrine tumor, PNET). Son mucho menos frecuentes que los tumores exocrinos y representan alrededor del 1 % de los casos de cáncer de páncreas. Un tumor neuroendocrino pancreático puede estar en funcionamiento, es decir que produce hormonas, o puede no funcionar, lo que significa que no produce hormonas. Un tumor neuroendocrino en funcionamiento se denomina de acuerdo con la hormona que las células fabrican normalmente. Estos medicamentos incluyen los siguientes:

  • Insulinoma
  • Glucagonoma
  • Gastrinoma
  • Somatostatinoma
  • VIPomas
  • PPomas

Esta sección se ocupa del carcinoma ductal pancreático.

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Diagnóstico

Los médicos utilizan muchas pruebas para diagnosticar el cáncer y determinar si se ha diseminado a otras partes del cuerpo, lo que se conoce como metástasis. Algunas pruebas también pueden determinar qué tratamientos pueden ser los más eficaces. Para la mayoría de los tipos de cáncer, una biopsia es la única forma que permite formular un diagnóstico definitivo de cáncer. Si no se puede realizar una biopsia, el médico puede sugerir que se lleven a cabo otras pruebas que ayuden a establecer un diagnóstico. Las pruebas con imágenes pueden utilizarse para averiguar si el cáncer se ha diseminado. Esta lista describe opciones para el diagnóstico de este tipo de cáncer, y no todas las pruebas mencionadas se usarán para todas las personas. Su médico puede considerar estos factores al elegir una prueba de diagnóstico:

  • Edad y afección médica
  • Tipo de cáncer que se sospecha
  • Signos y síntomas
  • Resultados de pruebas anteriores

Si un médico sospecha que una persona tiene cáncer de páncreas, primero preguntará sobre los antecedentes médicos y examinará a la persona para determinar si hay signos de la enfermedad. Un diagnóstico adecuado y oportuno es muy importante y lo ideal es que se realice en un centro que tenga experiencia con la enfermedad. Las pruebas mencionadas a continuación pueden utilizarse para diagnosticar el cáncer de páncreas.

Examen físico

El médico examinará la piel y los ojos para ver si están amarillos, lo cual es un signo de ictericia. La ictericia puede ser causada por un tumor en la cabeza del páncreas que bloquea el flujo normal de una sustancia denominada bilis que es producida en el hígado. Sin embargo, muchos pacientes con cáncer de páncreas no tienen ictericia al momento del diagnóstico del cáncer. El médico también palpa el abdomen para comprobar si el cáncer produjo algún cambio. Sin embargo, dado que el páncreas está detrás de la parte superior del abdomen, con frecuencia no es palpable. La acumulación anormal de líquido en el abdomen, lo que se denomina ascitis, puede ser otro signo de cáncer.

Análisis de sangre

El médico puede extraer muestras de sangre para controlar los niveles anormales de bilirrubina y otras sustancias. La bilirrubina es una sustancia química que puede alcanzar niveles altos en las personas con cáncer de páncreas debido a la obstrucción del conducto colédoco por un tumor. Existen muchas otras causas no relacionadas con el cáncer que explican la presencia de un nivel elevado de bilirrubina, como la hepatitis, los cálculos biliares o la mononucleosis.

El antígeno de carbohidrato 19-9 (carbohydrate antigen 19-9, CA19-9) es una sustancia que alcanza niveles más altos ante la presencia de cáncer y que puede medirse en la sangre. El CA19-9 normalmente se encuentra en niveles más altos en personas con cáncer de páncreas. Los niveles altos de CA 19-9 no deben usarse como la única prueba para diagnosticar cáncer de páncreas, dado que los niveles altos de CA 19-9 también pueden ser un signo de otros tipos de cáncer, como el cáncer colorrectal, hepático y esofágico. También puede ser un signo de afecciones no cancerosas, como pancreatitis, cirrosis hepática y obstrucción no cancerosa del conducto colédoco común.

Las pruebas por imágenes permiten a los médicos determinar dónde está ubicado el cáncer y si se ha diseminado desde el páncreas hacia otras partes del cuerpo. El cáncer de páncreas a menudo no se desarrolla como una sola masa tumoral grande, lo que significa que, en algunos casos, puede ser difícil visualizarlo en las imágenes. Sin embargo, los más nuevos escáneres de tomografía computada (consulte más abajo) producen imágenes de más calidad y más claras que pueden ser más fáciles de interpretar. Un radiólogo es un médico que se especializa en interpretar pruebas por imágenes.

Tomografía computarizada (CT o CAT)

Una exploración por tomografía computarizada (computerized tomography, CT) crea una imagen tridimensional del interior del cuerpo con un equipo para radiografías. Luego, una computadora combina estas imágenes en una vista detallada de cortes transversales que muestra anomalías o tumores. Una CT también se puede utilizar para medir el tamaño del tumor. En ocasiones, se administra un tinte especial, denominado medio de contraste, antes de la exploración, a fin de obtener mejores detalles en la imagen. Este tinte se puede inyectar en la vena del paciente o puede ser administrado en forma de pastilla para tragar. Muchos centros oncológicos utilizan un método especial de CT llamada CT con protocolo para páncreas. Este método se concentra específicamente en tomar imágenes del páncreas en diferentes momentos después de la inyección intravenosa (i.v.) del medio de contraste para determinar exactamente dónde se encuentra el tumor en relación con los órganos y vasos cercanos. Los resultados de esta prueba pueden ayudar a decidir si el tumor se puede extirpar con cirugía.

Tomografía por emisión de positrones (PET)

La tomografía por emisión de positrones (positron emission tomography, PET) es una forma de crear imágenes multicolores de los órganos y los tejidos internos del cuerpo. Se inyecta en el cuerpo del paciente una pequeña cantidad de una sustancia azucarada radiactiva. Esta sustancia azucarada es absorbida por las células que usan la mayor cantidad de energía. Debido a que el cáncer tiende a utilizar energía de manera activa, este absorbe una cantidad mayor de la sustancia radiactiva. Luego, un escáner detecta esta sustancia para generar imágenes del interior del cuerpo. En general, el estudio PET se lleva a cabo junto con una CT, con las imágenes superpuestas. Lo que se llama una CT-PET integrada o de fusión. La combinación puede brindar un panorama más completo del área que se evalúa. Las PET se realizan regularmente en algunos centros oncológicos para el diagnóstico y la determinación de estadios del cáncer de páncreas. Sin embargo, aún no se consideran una prueba estándar para diagnosticar el cáncer de páncreas. Una PET sola nunca debe utilizarse en lugar de una tomografía computarizada de alta calidad.

Ultrasonido

El ultrasonido utiliza ondas de sonido para crear una imagen de los órganos internos. Existen dos tipos de dispositivos de ultrasonido; transabdominal y endoscópico.

  • El médico coloca el dispositivo de ultrasonido transabdominal sobre la parte externa del abdomen y lo mueve lentamente para producir una imagen del páncreas y las estructuras circundantes.
  • El dispositivo de ultrasonido endoscópico (endoscopic ultrasound, EUS) es un tubo delgado iluminado que se introduce a través de la boca y el estómago del paciente hacia el intestino delgado a fin de obtener una imagen del páncreas. Este procedimiento es altamente especializado y requiere de la presencia de un gastroenterólogo que posea capacitación específica en esta área. El gastroenterólogo es un médico que se especializa en el tubo digestivo, que incluye estómago, intestinos y órganos similares. Por lo general, en el EUS, se aplican sedantes al paciente para que duerma durante todo el procedimiento. También puede realizarse una biopsia (consulte más abajo) en el mismo momento que este procedimiento.

Colangiopancreatografía endoscópica retrógrada (ERCP)

En este procedimiento realizado por un gastroenterólogo, se inserta un tubo delgado e iluminado, denominado endoscopio, en el intestino delgado a través de la boca y el estómago. Luego, se pasa un tubo pequeño, denominado catéter, a través del endoscopio y hasta el interior de los conductos biliares y pancreáticos. Se inyecta tinción en los conductos y el médico luego toma radiografías que pueden mostrar si un conducto está comprimido o se ha estrechado. Con frecuencia, durante la colangiopancreatografía endoscópica retrógrada (endoscopic retrograde cholangiopancreatography, ERCP) puede colocarse una endoprótesis o “stent” de plástico o metal en el conducto biliar obstruido para aliviar la ictericia. Durante este procedimiento, pueden obtenerse muestras del tejido que, en ciertos casos, ayudan a confirmar el diagnóstico de cáncer. Durante este procedimiento, se administra al paciente un sedante suave. Por lo general, la ERCP se usa para colocar endoprótesis de conductos biliares y no se usa con frecuencia para diagnósticos.

Colangiografía transhepática percutánea (percutaneous transhepatic cholangiography, PTC)

Para realizar este procedimiento de radiografías, se inserta una aguja delgada a través de la piel y hacia el hígado. A través de esta aguja se inyecta una tinción para que los conductos biliares se vean en las radiografías. Al examinar esas radiografías, el médico puede decir si los conductos biliares están obstruidos.

Biopsia

Una biopsia es la extirpación de una pequeña cantidad de tejido para su examen con microscopio. Otras pruebas pueden indicar la presencia de cáncer, pero, en casi todos los tipos de cáncer, solo una biopsia permite formular un diagnóstico definitivo. El patólogo analiza la muestra que se extirpó durante la biopsia. Un patólogo es un médico que se especializa en interpretar análisis de laboratorio y evaluar células, tejidos y órganos para diagnosticar enfermedades. Para el cáncer de páncreas, el patólogo puede generalmente tener experiencia específica en analizar muestras de biopsias de cáncer de páncreas.

Una de las técnicas de biopsia utilizada para extraer tejido del páncreas se denomina aspiración con aguja fina. Para ello, se inserta una aguja delgada en el páncreas y se succionan las células. Para ayudar a guiar la aguja al lugar correcto, se utiliza una CT guiada por ultrasonido o una radiografía. Otras maneras de obtener una muestra de tejido pancreático incluyen la utilización de ERCP, EUS o cirugía. Si el cáncer se ha diseminado hacia otros órganos, es posible que se necesite hacer una biopsia de alguno de estos otros sitios, como el hígado. La biopsia quirúrgica puede llevarse a cabo mediante incisión abdominal o abordaje laparoscópico a fin de realizar aberturas para una cámara diminuta y los instrumentos quirúrgicos, lo que requiere incisiones mucho más pequeñas.

Pruebas moleculares del tumor

Es posible que su médico recomiende realizar análisis de laboratorio en una muestra tumoral, a fin de identificar genes específicos, proteínas y otros factores específicos del tumor. Estos se denominan biomarcadores. Algunos ejemplos de biomarcadores para el cáncer de páncreas incluyen RAS, SPARC, hENT1 y DPC4. Cuando se les realiza una biopsia quirúrgica u otros tipos de biopsias (consulte más arriba), algunos pacientes deciden enviar el tejido a laboratorios independientes que analizan algunos o todos estos biomarcadores. Los resultados de estas pruebas pueden ayudarlo a orientarse en las decisiones de tratamiento, si bien se necesita más investigación para que se vuelva una manera estándar de tomar decisiones de tratamiento. Sin embargo, es un área de creciente interés y foco científico. Es importante señalar que muchos seguros médicos aún no reembolsan este tipo de exámenes. Para obtener más información, consulte al médico. Además, algunos pacientes que se someten a cirugía pueden decidir donar partes del tumor que no sean necesarias para las pruebas diagnósticas, a fin de que las muestras puedan utilizarse para investigar aún más el cáncer de páncreas.

Después de realizar estas pruebas diagnósticas, su médico revisará todos los resultados con usted, incluido el tipo exacto de cáncer que tiene, cuánto ha crecido y se ha diseminado el cáncer (lo que se denomina estadio) y las opciones de tratamiento.

Signos y síntomas

Las personas con cáncer de páncreas pueden experimentar los siguientes síntomas o signos, aunque a veces, no presentan ninguno de ellos. O bien, estos síntomas pueden producirse por otra afección médica que no sea cáncer.

Los médicos suelen referirse al cáncer de páncreas como una enfermedad silenciosa porque, en sus comienzos, no presenta muchos síntomas perceptibles. Y, en la actualidad, no hay pruebas que puedan detectar confiablemente el cáncer en personas que no tienen síntomas. Cuando sí hay síntomas, estos son similares a los síntomas de otras afecciones médicas, como las úlceras o la pancreatitis (consulte la sección Factores de riesgo en Prevención). A medida que el cáncer crece, los síntomas pueden incluir:

  • Color amarillo en la piel y los ojos, oscurecimiento de la orina, comezón y heces del color de la arcilla, que son signos de ictericia causada por la obstrucción de los conductos biliares
  • Dolor en la parte superior del abdomen o de la espalda
  • Inflamación dolorosa de un brazo o una pierna debido a un coágulo sanguíneo
  • Sensación de ardor en el estómago u otras molestias gastrointestinales
  • Distensión estomacal
  • Heces flotantes con olor particularmente fétido y color inusual, debido a que el cuerpo no digiere bien las grasas
  • Debilidad
  • Pérdida del apetito
  • Náuseas y vómitos
  • Escalofríos
  • Fiebre
  • Pérdida de peso sin razón aparente

Si le preocupan uno o más de los signos o síntomas de esta lista, hable con su médico. Su médico le preguntará desde cuándo y con qué frecuencia ha tenido el(los) síntoma(s), entre otras preguntas. Esto es para ayudar a averiguar la causa del problema, es decir, el diagnóstico.

Si se diagnostica cáncer, el alivio de los síntomas sigue siendo un aspecto importante de la atención y del tratamiento del cáncer. Esto también puede denominarse manejo de los síntomas, cuidados paliativos o atención médica de apoyo. Asegúrese de hablar con su equipo de atención médica sobre los síntomas que experimenta, incluidos cualquier síntoma nuevo o un cambio en los síntomas.

Estadios

La determinación del estadio es una manera de describir dónde está ubicado el cáncer, si se ha diseminado o hacia dónde, y si está afectando otras partes del cuerpo. Los médicos usan pruebas de diagnóstico para averiguar el estadio del cáncer, por lo que puede no determinarse el estadio hasta que se hayan realizado todas las pruebas. Conocer el estadio ayuda al médico a decidir cuál es el mejor tratamiento y puede ayudar a predecir el pronóstico de un paciente, el cual es la probabilidad de recuperación. Existen diferentes descripciones de estadios según los distintos tipos de cáncer. En el caso del cáncer de páncreas, es importante que la estadificación se efectúe en un centro con experiencia en la estadificación del cáncer de páncreas.

Los médicos usan varios sistemas para determinar el estadio en que se encuentra el cáncer de páncreas. El método empleado para determinar el estadio de otros tipos de cáncer, la clasificación TNM, generalmente no se utiliza para el cáncer de páncreas. No obstante, con el objeto de lograr una mejor comprensión, se explica este método a continuación. El método más frecuente para clasificar el cáncer de páncreas es dividirlo en cuatro categorías, según la posibilidad de extirparlo con cirugía y las partes a las que se ha diseminado:

Extirpable

Este tipo de cáncer de páncreas puede extraerse quirúrgicamente. El tumor puede estar ubicado solo en el páncreas o extenderse más allá, pero no ha crecido hasta afectar arterias o venas importantes del área. No hay evidencia de que el tumor se haya diseminado a otras áreas fuera del páncreas. Entre el 10 % y el 15 % de los pacientes, aproximadamente, reciben el diagnóstico en este estadio.

Extirpable límite

Esta categoría describe un tumor que posiblemente será difícil, o imposible, de extirpar quirúrgicamente, cuando se lo diagnostica por primera vez, pero si la quimioterapia y/o la radioterapia pueden reducir el tumor en primer lugar, es posible que se extirpe en el futuro con márgenes negativos, lo que significa que no quedarán células cancerosas visibles.

Localmente avanzado

Este tipo está ubicado solo en el área alrededor del páncreas, pero no se lo puede extirpar quirúrgicamente porque ha crecido hasta afectar arterias o venas cercanas, o bien hasta afectar órganos cercanos. Sin embargo, no hay signos de que se haya diseminado a ninguna parte distante del cuerpo. Entre el 35 % y el 40 % de los pacientes, aproximadamente, reciben el diagnóstico en este estadio.

Metastásico

El tumor se ha diseminado más allá del área del páncreas y a otros órganos, como el hígado u otras áreas alejadas del abdomen. Entre el 45 % y el 55 % de los pacientes, aproximadamente, reciben el diagnóstico en este estadio.

Al clasificar los diferentes tipos de cáncer en una de estas categorías, el equipo de atención médica puede planificar la mejor estrategia de tratamiento.

Sistema TNM de determinación de estadios

Los médicos utilizan con frecuencia una herramienta llamada “sistema TNM” para determinar el estadio de otros tipos de cáncer. Dado que, en general, los médicos clasifican los tumores durante la cirugía y que muchos pacientes con cáncer de páncreas no se someten a intervenciones quirúrgicas, el sistema TNM no se emplea tanto con el cáncer de páncreas como con otros tipos de cáncer.

TNM es la abreviatura en inglés de tumor (T), ganglio (node, N) y metástasis (M). Los médicos examinan estos tres factores para determinar el estadio del cáncer:

  • ¿Qué tamaño tiene el tumor primario y dónde está ubicado? (Tumor, T)
  • ¿Se ha diseminado el tumor a los ganglios linfáticos? (Ganglio, N)
  • ¿Ha hecho el cáncer metástasis hacia otras partes del cuerpo? (Metástasis, M)

Los resultados se combinan para determinar el estadio del cáncer de cada persona. Hay cinco estadios: el estadio 0 (cero) y los estadios I a IV (uno a cuatro). El estadio es una forma frecuente de describir el cáncer, de manera que los médicos puedan planificar de forma conjunta los mejores tratamientos. Aquí le mostramos más detalles sobre cada parte del sistema TNM para el cáncer de páncreas:

Tumor: Mediante el sistema TNM, se utiliza la “T” más una letra o número (0 a 4) para describir el tamaño y la ubicación del tumor. Esto permite que el médico desarrolle el mejor plan de tratamiento para cada paciente. A continuación se presenta información sobre los estadios específicos del tumor.

TX: No se puede evaluar el tumor primario.

T0: No se encontró presencia de cáncer en el páncreas.

Tis: Se refiere al carcinoma in situ, que es el cáncer muy precoz que no se ha diseminado.

T1: El tumor solo se encuentra en el páncreas y mide 2 centímetros (cm) como máximo.

T2: El tumor solo se encuentra en el páncreas y mide más de 2 cm.

T3: El tumor se extiende fuera del páncreas, pero no compromete las arterias o venas principales que se encuentran cerca de él.

T4: El tumor se extiende fuera del páncreas, hacia las arterias o venas principales que se encuentran cerca de él. El tumor T4 no se puede extirpar por completo con una cirugía.

Ganglio: La “N” en el sistema TNM corresponde a la abreviación para ganglios linfáticos. Los ganglios linfáticos son órganos minúsculos con forma de frijol ubicados en todo el cuerpo que, al formar parte del sistema inmunitario del cuerpo, ayudan a combatir las infecciones y las enfermedades. En el cáncer pancreático, los ganglios linfáticos regionales son los que están cerca del páncreas y los ganglios linfáticos distantes son los que están en otras partes del cuerpo.

NX: No se pueden evaluar los ganglios linfáticos regionales.

N0: No se encontró presencia de cáncer en los ganglios linfáticos regionales.

N1: El cáncer se ha diseminado a los ganglios linfáticos regionales.

Metástasis a distancia: La “M” del sistema TNM indica si el cáncer se ha diseminado a otras partes del cuerpo.

MX: No se puede evaluar la metástasis distante.

M0: El cáncer no se ha diseminado a otras partes del cuerpo.

M1: El cáncer se ha diseminado a otras partes del cuerpo, incluidos los ganglios linfáticos distantes. El cáncer de páncreas se disemina con mayor frecuencia al hígado, el revestimiento de la cavidad abdominal llamado peritoneo y los pulmones.

Agrupación de los estadios del cáncer

Los médicos asignan el estadio del cáncer combinando las clasificaciones T, N y M.

Estadio 0: Se refiere al cáncer in situ; el cáncer aún no ha invadido el área fuera del conducto en el que se originó (Tis, N0, M0).

Estadio IA: El tumor mide hasta 2 cm y está en el páncreas. No se ha diseminado a los ganglios linfáticos u otras partes del cuerpo (T1, N0, M0).

Estadio IB: El tumor que afecta al páncreas mide más de 2 cm. No se ha diseminado a los ganglios linfáticos u otras partes del cuerpo (T2, N0, M0).

Estadio IIA: El tumor se extiende fuera del páncreas, pero no afecta a las arterias o venas cercanas. No se ha diseminado ningún ganglio linfático u otras partes del cuerpo (T3, N0, M0).

Estadio IIB: El tumor, de cualquier tamaño, no se ha diseminado a las arterias o venas cercanas. Se ha diseminado a los ganglios linfáticos, pero no a otras partes del cuerpo (T1, T2 o T3; N1; M0).

Estadio III: El tumor se ha diseminado a las arterias, venas y/o ganglios linfáticos cercanos, pero no a otras partes del cuerpo (T4, N1, M0).

Estadio IV: Cualquier tumor que se ha diseminado a otras partes del cuerpo (cualquier T, cualquier N, M1).

Recurrente: Cáncer recurrente es el cáncer que ha vuelto a aparecer después del tratamiento. Si se produce una recurrencia, es posible que sea necesario volver a determinar el estadio del cáncer (denominado redeterminación del estadio) mediante el uso del sistema mencionado anteriormente.

Utilizado con permiso de la Comisión Conjunta Estadounidense para el Cáncer (American Joint Committe on Cancer, AJCC), Chicago, Illinois. La fuente original de este material es el AJCC Cancer Staging Manual, séptima edición (2010) publicado por Springer-Verlag New York.

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Opciones de tratamiento

Esta sección describe los tratamientos que son el estándar de atención (los mejores tratamientos comprobados disponibles) para este tipo específico de cáncer. Al tomar decisiones relacionadas con el plan de tratamiento, también se aconseja a los pacientes que consideren la opción de participar en estudios clínicos. Un estudio clínico es un estudio de investigación para probar un enfoque nuevo con respecto al tratamiento a fin de evaluar si este es seguro, eficaz y posiblemente mejor que el tratamiento estándar. Los estudios clínicos pueden probar dichos enfoques, como en el caso de un fármaco nuevo, una combinación nueva de tratamientos estándares o dosis nuevas de terapias actuales. Su médico puede ayudarle a revisar todas las opciones de tratamiento.

Panorama general del tratamiento

En la atención del cáncer, a menudo trabajan juntos distintos tipos de médicos y otros profesionales de atención médica para crear un plan de tratamiento integral del paciente que combine distintos tipos de tratamientos. Esto se denomina equipo multidisciplinario.

A continuación, se describen las opciones de tratamiento más frecuentes para el cáncer de páncreas. Las opciones actuales de tratamiento para el cáncer de páncreas son la cirugía, la radioterapia, la quimioterapia y la terapia dirigida. Su plan de atención también puede incluir tratamiento para síntomas y efectos secundarios, una parte importante de la atención del cáncer. Las opciones y recomendaciones de tratamiento dependen de varios factores, entre ellos, el tipo y el estadio del cáncer, los efectos secundarios posibles, así como las preferencias del paciente y su estado de salud general. Tómese tiempo para obtener información sobre todas sus opciones de tratamiento y asegúrese de hacer preguntas sobre cosas que no estén claras. Además, hable con su médico acerca de los objetivos de cada tratamiento y lo que puede esperar mientras recibe el tratamiento.

Si se lo detecta en una etapa inicial, el cáncer de páncreas tiene muchas más probabilidades de ser tratado con éxito. Sin embargo, también hay tratamientos que pueden ayudar a controlar la enfermedad en pacientes con cáncer de páncreas en un estadio posterior para ayudarlos a vivir más tiempo.

Cirugía

En la cirugía para el cáncer de páncreas, puede extraerse todo el páncreas o parte de él, según la ubicación y el tamaño del tumor dentro del páncreas. Un oncólogo cirujano es un médico especializado en el tratamiento del cáncer mediante cirugía. Solo aproximadamente el 20 % de los pacientes con cáncer de páncreas pueden realizarse una cirugía dado que la mayoría de los tipos de cáncer de páncreas se diagnostican por primera vez cuando la enfermedad ya se ha diseminado. Si la cirugía no es una opción, usted y su médico hablarán sobre otras opciones de tratamiento.

La cirugía para el cáncer de páncreas puede combinarse con radioterapia, quimioterapia y/o ambas (consulte más abajo). Generalmente, la radioterapia y la quimioterapia se administran después de la cirugía, lo que se denomina terapia adyuvante. Si se trata de un tumor extirpable límite, lo que significa que no está claro si puede extirparse quirúrgicamente, la radioterapia y/o la quimioterapia puede administrarse primero para tratar de reducir el tamaño del tumor de manera que se lo pueda extirpar con cirugía. Esto se denomina terapia neoadyuvante.

Según cuál sea el objetivo de la cirugía, se efectuarán diferentes tipos de intervenciones quirúrgicas:

Laparoscopia

En algunos casos, el cirujano puede decidir comenzar con una laparoscopia. Durante una laparoscopia, se hacen varias incisiones pequeñas en el abdomen y se introduce una cámara muy pequeña en el cuerpo mientras el paciente se encuentra bajo anestesia, un medicamento que ayuda a bloquear la sensibilidad al dolor. Esto ayuda al cirujano a determinar si el cáncer se ha diseminado a otras partes del abdomen. Si este es el caso, por lo general no se recomienda practicar la cirugía para extirpar el tumor primario.

Cirugía para extirpar el tumor

Se usan diferentes tipos de cirugía, según en qué parte del páncreas esté ubicado el tumor. En todas las cirugías que se describen a continuación, los ganglios linfáticos cercanos se extirpan como parte de la operación. Por lo general, más de un tipo de cirujanos, así como otros especialistas, participarán en su cirugía.

  • Si el cáncer se encuentra solo en la cabeza del páncreas, el cirujano puede llevar a cabo el procedimiento de Whipple. Se trata de una cirugía extensa en la que el cirujano extrae la cabeza del páncreas y parte del intestino delgado, del conducto biliar y del estómago y luego vuelve a conectar el tracto digestivo y el sistema biliar. Este procedimiento debe ser realizado por un cirujano de cáncer de páncreas con experiencia.
  • Si el cáncer está situado en la cola del páncreas, la cirugía habitual es la pancreatectomía distal, mediante la cual el cirujano extirpa la cola y el cuerpo del páncreas y también el bazo.
  • Si el cáncer se ha diseminado por todo el páncreas u ocupa muchas áreas de este órgano, quizás sea necesaria una pancreatectomía total. Una pancreatectomía total es la extirpación de todo el páncreas, parte del intestino delgado, una porción del estómago, el conducto colédoco común, la vesícula biliar, el bazo y los ganglios linfáticos cercanos.

Después de la cirugía, el paciente deberá permanecer en el hospital durante varios días y es probable que también deba hacer reposo en su casa durante un mes aproximadamente. Los efectos secundarios de la cirugía incluyen debilidad, cansancio y dolor durante los primeros días después del procedimiento. Otros efectos secundarios causados por la extirpación del páncreas son dificultad para digerir alimentos y diabetes como consecuencia de la pérdida de insulina producida por el páncreas. Para obtener más información sobre cómo aliviar estos efectos secundarios, consulte más abajo la sección Cómo obtener atención de los síntomas y efectos secundarios.

Radioterapia

La radioterapia es el uso de rayos X u otras partículas con alta potencia para destruir las células cancerosas. El médico que se especializa en administrar radioterapia para tratar el cáncer se denomina radioncólogo. El tipo más frecuente de tratamiento con radiación se denomina radioterapia con haz externo, que es radiación administrada desde una máquina externa al cuerpo. Un régimen (programa) de radioterapia, por lo general, consiste en una cantidad específica de tratamientos que se administran en un período de tiempo determinado.

La radioterapia puede administrarse para el cáncer de páncreas en las siguientes situaciones:

  • Después de la cirugía en pacientes que tienen un alto riesgo de que reaparezca el cáncer en la zona de la cirugía. Esto incluye pacientes con un tumor que es grande o que se extirpó con márgenes quirúrgicos cercanos o positivos, es decir, que se observan células cancerosas hasta el borde del tejido extirpado durante la cirugía o muy cerca de él.
  • Antes de la cirugía para intentar reducir un tumor extirpable límite.
  • Para pacientes con enfermedad localmente avanzada, no extirpable.
  • Para aliviar el dolor intenso en personas con cáncer metastásico.

La radioterapia con haz externo es el tipo de radioterapia que se utiliza con más frecuencia para el cáncer de páncreas, y el tratamiento generalmente lleva de cinco a seis semanas con dosis de radiación de una vez al día. Existen tipos más nuevos de radioterapia, como la radiocirugía estereotáctica (por ejemplo, Cyberknife), que se utilizan para el cáncer de páncreas porque pueden administrar un tratamiento más localizado y necesitan menos sesiones de tratamiento. Sin embargo, estos tipos más nuevos de radioterapia no han sido comparados con la radioterapia de fraccionamiento estándar y no deben considerarse un reemplazo de esta.

A menudo, se administra quimioterapia (consulte más abajo) simultáneamente con la radioterapia, porque puede mejorar los efectos de esta última, lo que se denomina radiosensibilización. La combinación de quimioterapia y radioterapia ocasionalmente puede ayudar a reducir el tumor lo suficiente como para extirparlo mediante cirugía. Sin embargo, la quimioterapia que se administra simultáneamente con radioterapia a menudo tiene que administrarse en dosis más bajas que cuando se administra sola.

Es importante señalar que la radiación puede ser útil para disminuir la probabilidad de que el cáncer de páncreas vuelva a aparecer o vuelva a crecer en la ubicación original, pero que aún hay mucha incertidumbre respecto de cuánto, si es posible, permite prolongar la vida de una persona.

Los efectos secundarios de la radioterapia pueden incluir cansancio, reacciones leves en la piel, náuseas, malestar estomacal y deposiciones líquidas. La mayoría de los efectos secundarios desaparece poco tiempo después de finalizado el tratamiento.

Quimioterapia

La quimioterapia es el uso de fármacos para destruir las células cancerosas, generalmente al inhibir su capacidad para proliferar y dividirse. La quimioterapia es administrada por un oncólogo clínico, un médico especializado en el tratamiento del cáncer con medicamentos.

La quimioterapia sistémica se administra a través del torrente sanguíneo para que alcance las células cancerosas de todo el cuerpo. Algunos de los métodos frecuentes para administrar quimioterapia incluyen un tubo intravenoso (i.v.) que se coloca en una vena con una aguja, o una pastilla o cápsula que se traga (por vía oral). Un régimen (programa) de quimioterapia, por lo general, consiste en una cantidad específica de ciclos que se administran en un período de tiempo determinado. Un paciente puede recibir un fármaco por vez o combinaciones de diferentes fármacos al mismo tiempo.

Quimioterapia adyuvante: La quimioterapia adyuvante se administra luego de extirpar quirúrgicamente un tumor pancreático para prevenir la reaparición del cáncer. En la actualidad, la quimioterapia adyuvante estándar utiliza gemcitabina (Gemelar) sola. Hay estudios clínicos en curso que analizan combinaciones de distintos fármacos para el tratamiento adyuvante, incluidas combinaciones más intensivas similares a las utilizadas para el cáncer de páncreas avanzado; consulte más abajo la sección Quimioterapia de primera línea. La quimioterapia administrada antes de la cirugía se usa generalmente en pacientes con una enfermedad extirpable límite, cuando reducir el tumor puede aumentar las probabilidades de extirparlo con cirugía.

Quimioterapia de primera línea: Por lo general, este es el primer tratamiento utilizado para los pacientes con cáncer de páncreas localmente avanzado o metastásico (consulte la sección Estadios en Diagnóstico). La gemcitabina fue el primer fármaco aprobado para la quimioterapia de primera línea en 1997, y ha demostrado prolongar la vida de los pacientes y mejorar su calidad de vida. Desde entonces, muchos estudios clínicos amplios han evaluado si el agregado de un segundo fármaco a la gemcitabina es más eficaz en comparación con el tratamiento con gemcitabina sola. Sin embargo, hasta 2010, solo se demostró que el fármaco erlotinib (Tarceva; consulte más abajo la sección Terapia dirigida) prolonga la vida de los pacientes cuando se agrega a la gemcitabina, y el aumento de la supervivencia fue bastante pequeño.

En los últimos años, estudios clínicos amplios han identificado dos combinaciones específicas de quimioterapia como nuevos estándares de atención, cada una de las cuales ha demostrado prolongar la vida de los pacientes y demorar el crecimiento y la diseminación del cáncer de páncreas metastásico durante más tiempo que con la gemcitabina sola. La primera de estas es una combinación de fármacos denominada FOLFIRINOX, que usa fluorouracilo (5-FU), leucovorina (Wellcovorin), irinotecan (Camptosar) y oxaliplatino (Eloxatin). Debido a los efectos secundarios, este régimen solo debe usarse para pacientes que tienen buen estado físico y que, si no tuvieran cáncer, tendrían buen estado de salud. La segunda es una combinación de gemcitabina más nab-paclitaxel unido a nanopartículas de albúmina (Abraxane).

Por lo general, hay más efectos secundarios cuando dos o más fármacos se usan en forma conjunta, y los tratamientos de combinación son normalmente una mejor opción para los pacientes que pueden llevar a cabo sus actividades cotidianas habituales sin ayuda. La elección de qué combinación específica utilizar varía según el centro oncológico y, en muchos casos, depende de la experiencia del oncólogo con los fármacos y los distintos efectos secundarios. En el caso de los pacientes mayores y menos saludables, la gemcitabina sola aún puede ser la opción más adecuada.

Quimioterapia de segunda línea: Cuando un tratamiento no es efectivo o deja de serlo para controlar el crecimiento del cáncer, el cáncer se denomina refractario. A veces, el tratamiento de primera línea no es efectivo en absoluto, lo que se denomina resistencia primaria. O bien el tratamiento puede funcionar bien durante un tiempo y, luego, dejar de ser efectivo más adelante, lo que suele denominarse resistencia secundaria o adquirida. En estas situaciones, los pacientes pueden beneficiarse de un tratamiento adicional con diferentes fármacos si el estado de salud en general del paciente es bueno. Por ejemplo, ahora que hay disponibles dos combinaciones efectivas y diferentes (FOLFIRINOX y gemcitabina/nab-paclitaxel), con frecuencia se cambia al otro régimen si el primer régimen administrado deja de funcionar. Por lo tanto, un paciente que inició un tratamiento con gemcitabina/nab-paclitaxel puede cambiar a FOLFIRINOX, o a alguna versión simplificada de dicho régimen, como terapia de segunda línea, y viceversa. Si bien esto tiene mucho sentido, es importante reconocer que aún no hay muchos indicios para respaldar cuán bien funciona cada uno de estos regímenes como terapia de segunda línea. Hay importantes investigaciones en curso centradas en desarrollar nuevos tratamientos para el tratamiento de segunda línea, algunos de los cuales han demostrado ser muy prometedores.

Uso “fuera de las indicaciones de la etiqueta”: Son aquellos casos en que un fármaco se usa para tratar afecciones no indicadas en la etiqueta, que son las afecciones para las cuales está aprobado dicho fármaco, o se administra de manera diferente de las instrucciones de la etiqueta. El uso para una indicación no autorizada de fármacos en el tratamiento del cáncer de páncreas es frecuente por muchas razones. En primer lugar, los medicamentos generalmente son aprobados para tratar solo un tipo o estadio específico de cáncer. En segundo lugar, muchos tratamientos para el cáncer utilizan una combinación de medicamentos y uno o más de los medicamentos suelen usarse fuera de las indicaciones de la etiqueta. Los regímenes farmacológicos también cambian constantemente a medida que los médicos estudian nuevas combinaciones para mejorar la atención brindada al paciente.

Efectos secundariosLos efectos secundarios de la quimioterapia dependen de los fármacos que el paciente recibe, e incluyen falta de apetito, náuseas, vómitos, diarrea, problemas gastrointestinales, llagas en la boca, caída del cabello y falta de energía. Por otro lado, las personas que reciben quimioterapia son más propensas a presentar infecciones y a tener hematomas y sangrar con facilidad, dado que la quimioterapia reduce la producción de glóbulos blancos, glóbulos rojos y plaquetas. Determinados medicamentos que se utilizan en el cáncer de páncreas también se asocian con efectos secundarios específicos. Por ejemplo, la capecitabina (Xeloda) puede causar enrojecimiento y molestias en las palmas de las manos y las plantas de los pies. Este trastorno se denomina síndrome mano-pie. El oxaliplatino, uno de los fármacos utilizados en el régimen FOLFIRINOX, puede causar sensibilidad al frío, y entumecimiento y hormigueo en los dedos de pies y manos, denominado neuropatía periférica. La neuropatía periférica es también un efecto secundario del nab-paclitaxel. Estos efectos secundarios generalmente desaparecen entre los tratamientos y después de finalizados los tratamientos, pero algunos pueden ser duraderos y empeorar a medida que continúa el tratamiento. El médico puede sugerirle diferentes formas de aliviar estos efectos secundarios.

Quimioterapia paliativa: Cualquiera de los regímenes de quimioterapia analizados anteriormente puede ayudar a aliviar los síntomas del cáncer de páncreas, como mitigar el dolor, mejorar la energía y el apetito del paciente y detener o retrasar la pérdida de peso. Esto se denomina cuidados paliativos o atención médica de apoyo; consulte más abajo. Al tomar decisiones sobre la quimioterapia paliativa, es importante que usted y su médico contrapongan los beneficios con los posibles efectos secundarios y consideren cómo cada tratamiento podría afectar su calidad de vida.

Los medicamentos utilizados para tratar el cáncer se evalúan constantemente. Con frecuencia, hablar con su médico es la mejor forma de obtener información sobre los medicamentos que le recetaron, su finalidad y sus potenciales efectos secundarios o interacciones con otros medicamentos.

Terapia dirigida

La terapia dirigida es un tratamiento que apunta a los genes o a las proteínas específicos del cáncer, o a las condiciones del tejido que contribuyen a la proliferación y supervivencia del cáncer. Este tipo de tratamiento bloquea el crecimiento y la diseminación de las células cancerosas y, a la vez, limita el daño a las células sanas.

Estudios recientes demuestran que no todos los tumores tienen los mismos blancos. Para determinar cuál es el tratamiento más eficaz, su médico puede realizar pruebas para identificar los genes, las proteínas y otros factores involucrados en su tumor. Como resultado, los médicos pueden encontrar el tratamiento más eficaz que mejor se adapte a cada paciente, siempre que sea posible. Además, se están realizando muchos estudios de investigación para obtener más información sobre objetivos moleculares específicos y tratamientos nuevos dirigidos a ellos.

La Administración de Alimentos y Medicamentos (Food and Drug Administration, FDA) de EE. UU. aprobó el uso de la terapia dirigida con erlotinib en combinación con gemcitabina para pacientes con cáncer de páncreas avanzado. El erlotinib bloquea el efecto del receptor del factor de crecimiento epidérmico (epidermal growth factor receptor, EGFR), una proteína que puede volverse anormal y ayudar al cáncer a crecer y diseminarse. Uno de los efectos secundarios del erlotinib es una erupción cutánea parecida al acné. Hable con su médico sobre los posibles efectos secundarios de un medicamento específico y cómo se pueden manejar.

Cómo obtener atención de los síntomas y efectos secundarios

A menudo, el cáncer y su tratamiento provocan efectos secundarios. Además del tratamiento para retrasar, detener o eliminar el cáncer, un aspecto importante de la atención del cáncer es aliviar los síntomas y los efectos secundarios de la persona. Este enfoque se denomina cuidados paliativos o atención médica de apoyo, e incluye brindarle apoyo al paciente con sus necesidades físicas, emocionales y sociales.

La atención paliativa se concentra en ayudar a una persona en cualquier estadio de la enfermedad e idealmente comienza cuando le diagnostican por primera vez la enfermedad a una persona. A menudo, las personas reciben tratamiento contra el cáncer y tratamiento para aliviar los efectos secundarios al mismo tiempo. De hecho, las pacientes que reciben ambos tratamientos, con frecuencia tienen síntomas menos severos, mejor calidad de vida e informan que están más satisfechas con el tratamiento. No debe confundirse atención paliativa con atención para enfermos terminales, que se analizará más adelante.

Los tratamientos paliativos varían ampliamente y, con frecuencia, incluyen medicamentos, cambios nutricionales, técnicas de relajación y otras terapias. Usted también puede recibir tratamientos paliativos similares a los utilizados para eliminar el cáncer, como quimioterapia, cirugía y radioterapia. Hable con su médico acerca de los objetivos de cada tratamiento en el plan de tratamiento.

Antes de comenzar el tratamiento, hable con el equipo de atención médica sobre los posibles efectos secundarios de su plan de tratamiento específico y las opciones de atención médica de apoyo. Asimismo, durante el tratamiento y después de este, asegúrese de informar a su médico o a otro integrante del equipo de atención médica si experimenta un problema, de modo que pueda abordarse tan pronto como sea posible.

La atención médica de apoyo para personas con cáncer de páncreas incluye:

Aliviar la obstrucción del conducto biliar o del intestino delgado: Si el tumor está obstruyendo el conducto colédoco común o el intestino delgado, puede colocarse un tubo pequeño, denominado endoprótesis, que ayuda a mantener abierta el área obstruida, para aliviar la obstrucción con el uso de métodos no quirúrgicos, como ERCP, PTC o endoscopia (consulte la sección Diagnóstico para obtener más información). Una endoprótesis puede ser de plástico o de metal. El tipo que se utilice depende de la disponibilidad, el costo, el tiempo de vida esperado de una persona y si el cáncer finalmente se extirpará con cirugía. En general, las endoprótesis plásticas son menos costosas y son más fáciles de insertar y retirar, pero deben reemplazarse cada pocos meses, se asocian con más infecciones y tienen más probabilidades de moverse de su lugar. Las endoprótesis habitualmente se colocan dentro del cuerpo, pero en algunos casos, quizás sea necesario introducir un tubo por un orificio en la piel del abdomen para drenar el líquido, como por ejemplo bilis, del abdomen, lo que se denomina drenaje percutáneo. A veces, es posible que el paciente necesite una cirugía para crear una derivación (bypass), aun cuando el tumor mismo no pueda extraerse por completo.

Mejorar la digestión y el apetito: Una dieta especial, medicamentos y enzimas recetadas especialmente pueden ayudar a una persona a digerir mejor los alimentos si su páncreas no funciona bien o ha sido extirpado en parte o en su totalidad. Una consulta con un nutricionista suele ser muy útil para los pacientes que están perdiendo peso y tienen falta de apetito debido a la enfermedad.

Controlar la diabetes: Si una persona presenta diabetes por la pérdida de insulina producida por el páncreas, lo que es más frecuente después de una pancreatectomía total, generalmente se recomendará insulina.

Aliviar el dolor y otros efectos secundarios: La radioterapia puede administrarse para ayudar a aliviar el dolor, y también se ha demostrado que la gemcitabina mejora los síntomas relacionados con el cáncer, como la pérdida de peso, el dolor y la debilidad. En muchos casos, se dan fármacos similares a la morfina, denominados analgésicos opioides, para ayudar a disminuir el dolor. También se pueden utilizar tipos especiales de bloqueos nerviosos efectuados por especialistas en tratamiento del dolor. Un tipo de bloqueo nervioso es el bloqueo del plexo celíaco, que ayuda a aliviar el dolor abdominal. Durante un bloqueo nervioso, se inyecta en los nervios un anestésico para detener el dolor por un tiempo breve o un medicamento que destruye los nervios y puede aliviar el dolor por un tiempo más prolongado. El bloqueo nervioso puede realizarse a través de la piel o mediante un endoscopio que se coloca por la boca y pasa por el estómago.

La atención paliativa y la atención médica de apoyo no se limitan al manejo de los síntomas físicos de un paciente. También hay cuestiones emocionales y psicológicas que los pacientes experimentan y que pueden manejarse con ayuda y apoyo profesional, tales como ansiedad, depresión, ayuda para sobrellevar la enfermedad y la dificultad general de lidiar con un cáncer. El cáncer también afecta a los cuidadores y seres queridos; por lo tanto, se alienta a estos a desarrollar redes de apoyo.

Cáncer de páncreas metastásico

Si el cáncer se ha diseminado a otros lugares del cuerpo, se denomina cáncer metastásico. Se alienta a los pacientes con este diagnóstico a hablar con médicos experimentados en el tratamiento de este estadio del cáncer, puesto que quizás haya diferentes opiniones respecto del mejor plan de tratamiento. Obtenga más información sobre la búsqueda de una segunda opinión antes de comenzar el tratamiento, a fin de estar tranquilo con el plan de tratamiento elegido.

Su equipo de atención médica puede recomendar un plan de tratamiento que incluya una combinación de los tratamientos analizados anteriormente. La atención de apoyo también será importante para ayudar a aliviar los síntomas y los efectos secundarios.

Para la mayoría de los pacientes, un diagnóstico de cáncer metastásico es muy estresante y, a veces, difícil de sobrellevar. Se alienta a los pacientes y a sus familias a hablar sobre cómo se sienten con los médicos, el personal de enfermería, los trabajadores sociales u otros integrantes del equipo de atención médica. También puede ser útil hablar con otros pacientes, incluso a través de un grupo de apoyo

Remisión y la posibilidad de recurrencia

Una remisión se produce cuando el cáncer no se puede detectar en el cuerpo y no hay síntomas. Esto también puede denominarse “sin evidencia de enfermedad” o NED (no evidence of disease).

Una remisión puede ser temporal o permanente. Esta incertidumbre hace que muchos supervivientes se sientan preocupados o ansiosos con respecto a que el cáncer vuelva a aparecer. Aunque muchas remisiones son permanentes, es importante hablar con su médico sobre la posibilidad de que el cáncer regrese. Comprender el riesgo de recurrencia y las opciones de tratamiento puede ayudar a que usted se sienta más preparado si, en efecto, el cáncer regresa.

Si el cáncer regresa después del tratamiento original, se denomina cáncer recurrente. El cáncer de páncreas puede volver a aparecer en el páncreas o cerca de este (lo que se denomina recurrencia local o regional) o en otras partes del cuerpo (recurrencia a distancia, que es similar a una enfermedad metastásica).

Si esto sucede, comenzará nuevamente un ciclo de pruebas diagnósticas para obtener la mayor cantidad de información posible sobre el alcance y la ubicación de la recurrencia. Después de realizadas las pruebas, usted y su médico hablarán sobre las opciones de tratamiento. El tratamiento del cáncer de páncreas recurrente es similar a los tratamientos descritos anteriormente y en general incluye quimioterapia (consulte quimioterapia de primera línea y de segunda línea, arriba). También se puede usar radioterapia o cirugía para ayudar a aliviar los síntomas (consulte más arriba). Su médico también puede sugerir estudios clínicos que estén estudiando métodos nuevos para tratar este tipo de cáncer recurrente.

Con frecuencia, las personas con cáncer recurrente experimentan emociones tales como incredulidad o temor. Se aconseja a los pacientes que hablen con su equipo de atención médica sobre estos sentimientos y que consulten sobre servicios de apoyo que los ayuden a sobrellevar la situación

Si el tratamiento falla

Recuperarse del cáncer no siempre es posible. Si el tratamiento no es exitoso, la enfermedad puede denominarse cáncer avanzado o terminal.

Para muchas personas, este diagnóstico es estresante y es difícil hablar al respecto. Sin embargo, es importante que mantenga conversaciones abiertas y sinceras con su médico y el equipo de atención de la salud, a fin de expresar sus sentimientos, preferencias y preocupaciones. El equipo de atención médica tiene como objetivo ayudar, y muchos de sus integrantes del equipo tienen habilidades especiales, experiencia y conocimientos para brindar apoyo a los pacientes y sus familiares. Asegurarse de que una persona esté físicamente cómoda y que no sienta dolor es extremadamente importante.

Es posible que los pacientes con cáncer avanzado y con una expectativa de vida inferior a los seis meses quieran considerar un tipo de cuidados paliativos denominado cuidado para enfermos terminales. Los cuidados para enfermos terminales están diseñados para proporcionar la mejor calidad de vida posible para las personas que están cerca de la última etapa de la vida. Se aconseja que usted y su familia piensen dónde estaría más cómodo: en el hogar, en el hospital o en un centro para enfermos terminales. El cuidado de enfermería y los equipos especiales pueden hacer que permanecer en el hogar sea una alternativa factible para muchas familias.

Después de la muerte de un ser querido, muchas personas necesitan apoyo para ayudarles a sobrellevar la pérdida.

Investigaciones actuales

Los médicos están trabajando para obtener más información sobre el cáncer de páncreas, cómo prevenirlo, cuál es el mejor tratamiento y cómo brindar la mejor atención a las personas a las que se les diagnosticó esta enfermedad. Las siguientes áreas de investigación pueden incluir opciones nuevas para los pacientes mediante los estudios clínicos. Hable siempre con su médico sobre las mejores opciones de diagnóstico y tratamiento para su caso.

Detección temprana

La mayor probabilidad de éxito del tratamiento se da cuando el cáncer de páncreas se detecta de forma temprana. Este es el motivo por el cual las investigaciones en curso se centran en determinar y usar análisis de sangre especiales, herramientas de diagnóstico por imágenes y otros enfoques para detectar el cáncer pancreático en sus primeros estadios antes de que se disemine. Esto incluye detectarlo en estadios precancerosos, conocidos como neoplasia intraepitelial pancreática (pancreatic intraepithelial neoplasia, PanIN) o lesiones PanIN. Estos enfoques para la detección normalmente se utilizan en personas que tienen un riesgo alto de desarrollar cáncer de páncreas, como aquellas que tienen antecedentes familiares importantes o un trastorno genético conocido que aumente el riesgo de este tipo de cáncer. Aún se desconoce si estas herramientas de detección podrían ser utilizadas efectivamente para la población en general.

Estudios genéticos/moleculares

En el cáncer, los genes dañados o anormales generan un crecimiento celular descontrolado. Muchos avances de investigación nuevos se basan en identificar genes y proteínas dañados, y en repararlos o en modificar el modo en que funcionan.

Las muestras de tumor pancreático pueden analizarse usando diversas técnicas moleculares, como secuenciación de ADN y análisis de mutación, para buscar cambios genéticos.

Esta información puede usarse luego para desarrollar nuevos fármacos dirigidos a estos cambios (consulte más abajo Terapia dirigida), así como posiblemente para detectar cáncer de páncreas en personas que tienen un riesgo alto de tener la enfermedad. En este momento, estas herramientas solo se utilizan en estudios clínicos.

Inmunoterapia

La inmunoterapia está diseñada para estimular las defensas naturales del cuerpo para combatir el cáncer. Utiliza materiales producidos por el cuerpo o fabricados en un laboratorio para mejorar, identificar o restaurar la función del sistema inmunitario. Un ejemplo de inmunoterapia es una vacuna contra el cáncer, que estimula al sistema inmunológico para que reconozca y ataque las células cancerosas. Diversos estudios clínicos se han llevado a cabo o están en desarrollo para estudiar las vacunas en distintos tipos de cáncer, incluido el de páncreas. Según las circunstancias, las vacunas pueden administrarse durante o después de la quimioterapia o en lugar de ella.

Terapia dirigida

Según lo explicado en la sección Opciones de tratamiento, el erlotinib es la única terapia dirigida que actualmente está aprobada para el cáncer de páncreas, en combinación con la gemcitabina. Actualmente están en estudio otros medicamentos que pueden ayudar a bloquear el crecimiento y la diseminación del tumor en el cáncer de páncreas, tanto como terapia de agente único o como parte de un tratamiento de combinación. No obstante, ninguna de las otras terapias dirigidas, incluidos el bevacizumab (Avastin) y el cetuximab (Erbitux), ha demostrado prolongar la vida de los pacientes con cáncer de páncreas. Un gen denominado Ras generalmente muta en cáncer de páncreas, y se están estudiando los fármacos dirigidos al modo en que dicha mutación contribuye al crecimiento del cáncer, solos o en combinación con otros tipos de terapia dirigida o quimioterapia. Otra mutación de genes vinculada al crecimiento del cáncer pancreático, denominada Jak/Stat, también puede ser bloqueada por ciertas terapias dirigidas, y actualmente se la está investigando en varios estudios clínicos. Los investigadores también están estudiando fármacos que puedan descomponer el estroma, que es el tejido conectivo de aspecto fibroso que rodea a las células cancerosas y que participa en el mantenimiento del cáncer. Al alterar el estroma asociado con el tumor, estos fármacos pueden permitir que la quimioterapia llegue de manera más eficaz a las células cancerosas y las destruya.

Terapia genética

La terapia genética implica la aplicación de genes específicos a células cancerosas, que habitualmente son transportados por virus especialmente diseñados. Estos incluyen genes normales que se administran en el centro de las células cancerosas; a medida que las células cancerosas se dividen, los genes en funcionamiento que se insertaron en la célula reemplazan a los genes anormales que contribuyen al crecimiento del cáncer.

Quimioterapia

Varios fármacos han demostrado ser prometedores para el cáncer de páncreas avanzado. El irinotecán encapsulado en liposomas, también denominado MM-398, demostró resultados positivos en un estudio clínico amplio cuando se lo combinó con 5-fluorouracilo y leucovorina, en comparación con 5-FU y leucovorina solos, en pacientes con cáncer pancreático que empeoró mientras recibían quimioterapia con gemcitabina. Este fármaco se encuentra actualmente en revisión en la FDA. Otro fármaco, el TH-302, actúa cuando el oxígeno es bajo (denominado hipoxia), y está siendo evaluado en combinación con la gemcitabina como un tratamiento de primera línea. Un tercer fármaco llamado tegafur-gimeracilo-oteracilo potasio (TS-1) actúa de manera similar a la capecitabina; su uso está aprobado en otras partes del mundo, como Asia, pero no está aprobado actualmente en los Estados Unidos.

Células madre del cáncer

Las células madre del cáncer de páncreas son células de un tumor que pueden ser particularmente resistentes a terapias estándar. Actualmente, la investigación se centra en la identificación de tratamientos que específicamente puedan atacar a esas células madre cancerosas.

Atención de apoyo

Se están realizando estudios clínicos para encontrar mejores métodos para reducir los síntomas y los efectos secundarios de los tratamientos actuales para el cáncer de páncreas a fin de mejorar el bienestar y la calidad de vida de los pacientes.

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Todo el contenido de Cancer.Net™ ha sido elaborado por Cancer.Net Editorial Board y proporcionado a ALIADA bajo licencia de ASCO como una herramienta de educación para el paciente. ALIADA no ha participado en el desarrollo de este contenido. La información incluida y brindada por ASCO no representa una opinión médica ni pretende sustituirla, así como tampoco respalda ningún producto, servicio o empresa. ASCO considera que las decisiones sobre tratamiento deben acordarse entre pacientes y doctores. Los avances en diagnóstico, tratamiento y prevención son constantes. Para más información, visite Cancer.Net (www.cancer.net).

Después del tratamiento

Después de finalizado el tratamiento para el cáncer de páncreas, hable con su médico sobre la elaboración de un plan de atención de seguimiento. Este plan puede incluir exámenes físicos regulares y/o pruebas médicas para monitorear su recuperación durante los próximos meses y años.

La American Society of Clinical Oncology ofrece formularios de resumen del tratamiento del cáncer para ayudarle a llevar un registro del tratamiento que recibió para el cáncer y desarrollar un plan de atención para supervivientes al finalizar el tratamiento.

Para las personas que se hayan sometido a cirugía, en general se recomiendan visitas de seguimiento al oncólogo cada tres a seis meses. Durante estas visitas pueden realizarse análisis de sangre, incluidos análisis de la función hepática y el marcador tumoral CA 19-9. No es necesario realizar CT regularmente, pero se pueden usar según los síntomas de la persona y de cualquier cambio que se haya detectado durante el examen físico o con el análisis de sangre. Es posible que se realicen PET para detectar una recurrencia después del tratamiento.

Se aconseja a las personas en recuperación de cáncer de páncreas que sigan las pautas establecidas para una buena salud, entre ellas, mantener un peso saludable, no fumar, llevar una alimentación equilibrada y realizarse los estudios de detección para el cáncer recomendados. Hable con su médico para desarrollar un plan que mejor se adapte a sus necesidades. La actividad física moderada puede ayudarle a recobrar las fuerzas y el nivel de energía. Su médico puede ayudarle a diseñar un plan de ejercicios adecuado en función de sus necesidades, sus aptitudes físicas y su nivel físico.

Cómo sobrellevar los efectos secundarios

El temor a los efectos secundarios del tratamiento es frecuente después de un diagnóstico de cáncer, pero puede ser útil saber que la prevención y el control de los efectos secundarios es uno de los principales objetivos de su equipo de atención médica. Esto se denomina cuidados paliativos o atención médica de apoyo y es una parte importante del plan de tratamiento general, independientemente del estadio de la enfermedad.

El dolor abdominal y/o de espalda son efectos secundarios frecuentes del cáncer de páncreas. Los analgésicos y un bloqueo nervioso (consulte la sección Opciones de tratamiento) pueden ayudar a aliviar el dolor asociado con el cáncer de páncreas. Otros efectos secundarios frecuentes de cada opción de tratamiento para el cáncer de páncreas se describen en detalle en la sección Opciones de tratamiento. Los efectos secundarios dependen de diversos factores, incluidos el estadio del cáncer, la duración y la dosis del (de los) tratamiento(s), y su estado de salud general.

Antes de comenzar el tratamiento, hable con su médico sobre los posibles efectos secundarios de cada tipo de tratamiento que recibirá. Pregunte qué efectos secundarios es más probable que se manifiesten, cuándo es probable que se produzcan y qué se puede hacer para prevenirlos o aliviarlos. Asimismo, pregunte sobre el nivel de cuidado que usted puede necesitar durante el tratamiento y la recuperación, dado que los familiares y los amigos a menudo desempeñan una función importante en el cuidado de una persona con cáncer de páncreas.

Además de los efectos secundarios físicos, es posible que también se produzcan efectos emocionales y sociales. Se alienta a los pacientes y sus familiares a compartir sus sentimientos con un integrante del equipo de atención médica, quien puede ayudar con las estrategias para sobrellevar el cáncer, incluidas las preocupaciones sobre cómo afrontar el costo de la atención del cáncer.

Durante el tratamiento y después de este, asegúrese de informar al equipo de atención de la salud sobre los efectos secundarios que experimente, aun cuando crea que no son graves. En ocasiones, los efectos secundarios pueden durar más allá del período de tratamiento, lo que se denomina efecto secundario a largo plazo. Un efecto secundario que se produce meses o años después del tratamiento se denomina efecto tardío. El tratamiento de ambos tipos de efectos es una parte importante de la atención para sobrevivientes. Para obtener más información ,lea la sección Después del tratamiento o hable con su médico.

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Factores de riesgo

Un factor de riesgo es todo aquello que aumenta la probabilidad de que una persona desarrolle cáncer. Si bien los factores de riesgo con frecuencia influyen en el desarrollo del cáncer, la mayoría no provoca cáncer de forma directa. Algunas personas con varios factores de riesgo nunca desarrollan cáncer, mientras que otras personas sin factores de riesgo conocidos sí lo hacen. Sin embargo, conocer sus factores de riesgo y hablar con su médico al respecto puede ayudarle a tomar decisiones más informadas sobre el estilo de vida y la atención médica.

Una persona con un riesgo promedio de cáncer de páncreas tiene aproximadamente 1 % de probabilidades de desarrollar la enfermedad. Por lo general, la mayoría de los cánceres de páncreas (aproximadamente el 90 %) se consideran esporádicos, lo que significa que los cambios genéticos se desarrollan al azar después del nacimiento de una persona; por lo tanto, no hay riesgo de transmitir estos cambios genéticos a los hijos. Los casos de cáncer de páncreas hereditarios son menos frecuentes (alrededor del 10 %) y ocurren cuando las mutaciones o modificaciones genéticas se transmiten dentro de una familia, de generación a generación (consulte más abajo). Por lo general, se desconoce la causa del cáncer de páncreas. Sin embargo, los siguientes factores pueden elevar el riesgo que tiene una persona de desarrollar cáncer de páncreas:

Edad

El riesgo de presentar cáncer de páncreas aumenta con la edad. La mayoría de las personas que desarrollan cáncer de páncreas tiene más de 45 años; de hecho, el 90 % es mayor de 55 y el 70 % es mayor de 65. No obstante, el cáncer de páncreas puede diagnosticarse en adultos de cualquier edad.

Sexo

El cáncer de páncreas se diagnostica más en hombres que en mujeres.

Raza/origen étnico

Las personas de raza negra son más propensas a presentar cáncer de páncreas que las personas asiáticas, hispanas o de raza blanca. Las personas de herencia judía ashkenazi también son más propensas a desarrollar cáncer de páncreas (consulte Antecedentes familiares, abajo).

Tabaquismo

Los fumadores son de dos a tres veces más propensos a presentar cáncer de páncreas que los no fumadores.

Obesidad y dieta

El consumo habitual de alimentos con alto contenido de grasas es un factor de riesgo de cáncer de páncreas. Las investigaciones han demostrado que las personas obesas, e incluso con sobrepeso, corren más riesgo de morir a causa del cáncer de páncreas.

Diabetes

Muchos estudios han indicado que la diabetes, especialmente cuando una persona la ha tenido por muchos años, aumenta el riesgo de presentar cáncer de páncreas. Además, desarrollar repentinamente diabetes más tarde en la adultez puede ser un síntoma temprano de cáncer de páncreas. Sin embargo, es importante recordar que no todas las personas que tienen diabetes o que desarrollan diabetes como adultos desarrollan cáncer de páncreas.

Antecedentes familiares

El cáncer de páncreas puede darse en la familia, y se denomina cáncer de páncreas familiar, si a dos o más parientes de primer grado, como padres, hermanos, hermanas o hijos, les diagnostican cáncer de páncreas. Las familias con tres o más parientes cercanos, como abuelos, tíos, tías, sobrinos, sobrinas, nietos o primos, a quienes les diagnosticaron cáncer de páncreas y con un pariente con un diagnóstico antes de los 50 años también se consideran casos de cáncer de páncreas familiar. Los Institutos Nacionales de la Salud (National Institutes of Health, NIH) estiman que el riesgo de desarrollar cáncer de páncreas aumenta de cuatro a cinco veces para una persona con un pariente de primer grado con cáncer de páncreas, de seis a siete veces para una persona con dos parientes de primer grado y 32 veces para una persona con tres parientes de primer grado con la enfermedad.

Es importante hablar con sus familiares sobre los antecedentes de cáncer de páncreas de su familia. Si cree que puede tener antecedentes familiares de cáncer de páncreas, hable con un asesor genético antes de realizarse cualquier prueba genética. Los asesores genéticos están capacitados para explicar los riesgos y los beneficios de las pruebas genéticas. Existen registros específicos para las familias con síndromes de cáncer de páncreas hereditario, y un asesor genético puede ayudarle a aprender más sobre estos.

Afecciones hereditarias poco frecuentes

Los familiares con ciertas afecciones hereditarias poco comunes también tienen un riesgo significativamente mayor de cáncer de páncreas, así como otros tipos de cáncer; estos incluyen pancreatitis hereditaria (consulte más abajo), síndrome de Peutz-Jeghers (Peutz-Jeghers syndrome, PJS), melanoma maligno familiar y cáncer de páncreas (familial malignant melanoma and pancreatic cancer, FAMM-PC), síndrome de cáncer de mama y ovario hereditario (hereditary breast and ovarian cancer, HBOC) y síndrome de Lynch. Además, las personas que tienen el síndrome de Li-Fraumeni (Li-Fraumeni syndrome, LFS) y poliposis adenomatosa familiar (familial adenomatous polyposis, FAP) pueden tener un mayor riesgo de cáncer de páncreas.

Pancreatitis crónica

La pancreatitis es la inflamación del páncreas, una enfermedad dolorosa del páncreas. En algunos estudios de investigación se sugiere que la pancreatitis crónica puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de páncreas.

Pancreatitis hereditaria

La pancreatitis hereditaria (hereditary pancreatitis, HP) es una afección asociada con la pancreatitis recurrente y un mayor riesgo de cáncer de páncreas. Obtenga más información sobre la pancreatitis hereditaria

Sustancias químicas

La exposición a ciertas sustancias químicas, como plaguicidas, benceno, determinadas tinturas y sustancias petroquímicas, puede aumentar el riesgo de presentar cáncer de páncreas.

Bacterias

Una bacteria común denominada Helicobacter pylori, y también H. pylori, causa inflamación y úlceras estomacales, y aumenta el riesgo de cáncer de estómago. La H. pylori también aumenta el riesgo de cáncer de páncreas, si bien el riesgo no es tan alto como el riesgo de presentar cáncer de estómago.

Infección por hepatitis B

Los virus de la hepatitis son aquellos que infectan el hígado. Un estudio ha demostrado que, en las personas con cáncer de páncreas, la evidencia de infección anterior por hepatitis B era el doble de común que en las personas sin este cáncer. Se necesita más investigación para conocer más sobre esta asociación.

Cirrosis

La cirrosis se presenta cuando las células del hígado se dañan y son reemplazadas por tejido cicatricial. En los Estados Unidos, la mayoría de los casos de cirrosis es consecuencia del consumo excesivo de alcohol. Otras causas son la hepatitis viral (consulte más arriba), el exceso de hierro en el hígado debido a una enfermedad denominada hemocromatosis, así como otros tipos de enfermedad crónica del hígado poco frecuentes.

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